jueves, 15 de febrero de 2007

LA METAMORFOSIS DE HERMANN HESSE


Existen individuos paradigmáticos cuya biografía y evolución personal resumen el destino de toda una civilización. Así sucede, sin duda, con Hermann Hesse, que, en "Demian", nos muestra, con acierto insuperable, la subjetividad moderna entregada al individualismo nietzscheano que elige como divinidad a Abraxas, el dios gnóstico del Bien y del Mal. Abraxas es la imagen especular del propio individuo moderno, que se considera a sí mismo como criterio moral absoluto "más allá del bien y del mal"

Demian-Abraxas produjo históricamente el nazismo y constituye, también hoy en día, el arquetipo del individuo autodivinizado y absolutizado. Simboliza la subjetividad moderna llevada a su máxima expresión. Y Occidente es también el reino de la subjetividad, incapaz de reconocer la existencia de un orden ontológico objetivo más allá de tal subjetividad y por encíma de ella. En este sentido, Hermann Hesse podría considerarse el arquetipo del hombre moderno identificado con un Narciso metafísico.

Sin embargo, y paradójicamnte, la evolución personal de Hermann Hesse le llevó, años después de publicar "Demian", a lo que podríamos calificar como las antípodas de la subjetividad demiánica: el ideal personal y cultural expresado en "El juego de los abalorios". Allí, el modelo ya no es el individuo enamorado de sus laberintos interiores, sino el hombre que acepta insertarse en la jerarquía general del ser y de las ciencias. El hombre que renuncia a todo atisbo de extravagancia individualista y sólo busca el perfecto cumplimiento de una función dentro de una sociedad jerárquica presidida por los más altos valores del espíritu. En definitiva, Hermann Hesse, nietzscheano en su juventud, termina proponiéndonos el gran ideal de la Edad Media. No en vano, en las primeras páginas de la novela se menciona, como uno de los modelos espirituales del Juego, al propio Santo Tomás de Aquino.

Un largo viaje, pues, de la subjetividad a la tradición y a la objetividad. Aunque, en realidad, Hesse, espíritu artístico y contemplativo, siempre había admirado a los benedictinos. El Occidente contemporáneo está llamado a emprender el mismo peregrinaje: de la subjetividad hipertrófica a una objetividad del ser y del saber que ha de ser la gran matriz estructurante de la civilización europea del futuro.

2 comentarios:

Ulises dijo...

¿Hermann Hesse es el arquetipo de individuo atodivinizado y absolutizado? Tonto decir eso cuando su pretensión es la búsqueda de sí mismo, a través de la estricta honradez consigo mismo, la disciplina y la persecusión de la verdad.

¿Demian-Abraxas produjo históricamente el nazismo? Realmente una afirmación aún más descabellada. El autor exagera los alcances de un simple libro como para hacerlo responsable de un acontecimiento histórico como ese. Creo que pasa por alto que Hermann Hesse fue declaradamente antibelicista y que por tal razón fue duramente atacado en su país de nacimiento y adoptó la nacionalidad suiza. Es claro que para nada su ideología estaba en concordancia con el nazismo.

Anónimo dijo...

no me extraña, hesse al igual que jung fueron el puente que unio el viejo concepto del nazismo con el neoliberalismo economico y cultural actual. No es casual que uno y otro fueron amigos y en las ediotoriales esotericas donde se publican gran cantidad de libros de autores neonazis y neoliberales esten ambos